Hicimos un experimento con circulos de cartulinas de los matices cálido y frío de los colores primarios.
Nos sentamos a observar los círculos detenidamente sin despegar la vista durante un minuto aproximadamente, y en un momento repentinamente se nos cubre el círculo con una hoja blanca, y como resultado vemos el color secundario.
Si vemos mucho tiempo el color rojo, y luego despegamos la vista, nuestro cerebro compensa esta agresión viendo otro color, en este caso, verde.
Si lo hacemos con el color azul, vemos el naranjo; si lo hacemos con el amarillo vemos morado.
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